La tecnología (o sistema) de control es cualquier tecnología que permite controlar, generalmente de forma automática (aunque no necesariamente) un ambiente, una máquina, etc.
El objetivo de un sistema de control es gobernar la respuesta del sistema controlado sin que deba intervenir directamente un operario sobre los elementos de salida. El operario manipula solamente las magnitudes de salida deseadas de ese sistema, llamadas las consignas, y el sistema de control se encarga de gobernarlas por medio de los accionamientos o actuadores correspondientes.
lunes, 11 de noviembre de 2019
El impacto de la automatización a nivel técnico y socio económico
La
automatización de gran parte de las actividades incrementará los niveles de
productividad, reduciendo los errores del factor humano y mejorará tanto la
calidad como la velocidad en determinados supuestos para alcanzar resultados
que van mucho más allá de las capacidades del ser humano.
Como ha quedado reflejado a lo largo
de la historia con las diferentes revoluciones industriales, los avances
tecnológicos han supuesto un mayor grado de productividad y repercutiendo en
mejoras en el bienestar de una sociedad, lo que se ha traducido en un menor
número de horas trabajadas anualmente. De hecho, Alemania, Holanda, Noruega y
Dinamarca -países de alta productividad- se encuentran entre los países de la
OCDE emplean un menor número de horas trabajadas a lo largo del año.
La automatización tendrá amplios
efectos, desde el punto geográfico y sectores. A pesar de que la automatización
es un fenómeno mundial, cuatro economías -China, India, Japón y la Estados
Unidos- representan algo más de la mitad de los salarios totales y casi dos
tercios del número de empleados asociados con actividades técnicamente
automatizables.
Pero es mucho más que eso.
La tecnología aplicada a todos los productos físicos que
rodean al ser humano resulta muy poderosa por la posibilidad de tomar
decisiones en tiempo real en base a los datos y los patrones que se van
obteniendo a través de los sensores.
Junto
con la demografía y la globalización, la tecnología es una de las tres
tendencias que redefinen los mercados de trabajo. Sin embargo, los robots no
van a dominar el mundo, ni hoy ni en el futuro.
El elemento humano es clave en los
Recursos Humanos. Nuestro futuro será una
combinación inteligente de tecnología y tacto humano, tal y como hacemos en
Randstad. Nuestro
mundo, cada vez más conectado, nos ofrece una enorme cantidad de oportunidades.
La gestión del Big Data y el uso de analíticas sociales para optimizar los
procesos de captación de talentos para las compañías se encuentran todavía
dando sus primeros pasos.
Aún
queda mucho por venir y ocurrirá rápido. Un buen ejemplo es la inversión de
Randstad a través de su Fondo de
Inversión en una compañía de analíticas sociales llamada Crunchr. Otro ejemplo es
el desarrollo en Randstad Bélgica y Randstad España de Ploy, una app que, de
manera online, une personas y trabajos en el sector Horeco, del estilo de
Booking.com pero para el mercado laboral.
Hoy
en día, la tecnología está en todas partes y durante los próximos años la
inteligencia artificial continuará desarrollándose, creando unos sistemas de
reclutamiento más transparentes, eficientes e inteligentes. También surgirán
nuevos puestos de trabajo y desaparecerán otros que quedarán obsoletos. Según Randstad Research, el
centro de estudios de Randstad España, la digitalización creará 1.250.000 empleos en los próximos 5 años.
Los trabajos rutinarios ya están desapareciendo. No solo los
trabajos de manufacturación de media y baja cualificación se han visto
afectados, sino que también trabajos de alto nivel en el mundo legal y
financiero, por ejemplo, están cambiando de forma significativa debido a la
automatización.
Sin
embargo, en el futuro mundo laboral se requerirán trabajadores de baja
cualificación para el sector servicios, quienes desempeñarán tareas no son
rutinarias que no puedan ser automatizados, como peluqueros, socorristas o
conserjes.
Respecto
al mundo de la alta cualificación, habrá una demanda continua de trabajos de corte científico, tecnológico,
de ingeniería y matemáticas (STEM). A pesar de la alta necesidad de profesionales formados en STEM,
en los últimos siete años, el número de estudiantes matriculados en carreras
STEM en España ha descendido, en términos absolutos, en más de 65.000
profesionales. La previsión es que durante los próximos 5 años es que los titulados STEM
desciendan a un ritmo anual del 3,3%.
El
empleado del futuro buscará retos y estímulo, respeto y reconocimiento.
Mientras sus padres aún ajustaban sus vidas a sus trabajos, el talento futuro
(que, por cierto, tendrá a su disposición muchos más trabajos que sus padres),
demandará empleos y tareas que se ajusten a su vida.
Todos
los empleos en el futuro necesitarán
una combinación de habilidades duras y blandas: creatividad y
pensamiento crítico y analítico son las habilidades blandas clave que serán más
demandadas; junto con la empatía, la orientación al servicio y el ser capaz de
trabajar en equipos cambiantes.
Además,
querrán impactar, ser relevantes, hacer trabajos significativos mientras buscan
el continuo desarrollo de sus capacidades y habilidades. ¿Cambiará todo? No,
todo no. Volviendo al futuro, es un hecho que el talento también querrá una recompensa sólida por su trabajo. En definitiva, no es nada nuevo.
La estabilidad económica seguirá siendo importante en el versátil mundo del
trabajo.
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